Real, esa

Félix Jiménez

Su realidad es un "reality show", mejor dicho, un "brutality show" en el que las preguntas que esquiva día tras día prueban la tesis de Rubén Blades: cuando te cambian las preguntas, sólo tienes las respuestas aprendidas. Se las aprende y las ofrece y nunca satisface la cusiosidad de su interlocutor. No es un problema auditivo del gobernador, que se sepa. Es que la incapacidad de improvisación puede ser la ruina de cualquier político.

En su larga y blandamente histriónica alocución de la semana pasada se pusieron en evidencia nuevamente las debilidades retóricas del posible candidato que todavía tantea si se lanza o no al ruedo en 2012, cruzando dedos y tragando seco. El "macho man gesture" -que en nada le va- de sacar bolígrafo y estampar firma para continuar con su ficción retroactiva de la "crisis energética" reveló más testes que testa, pero el hombre tiene que arar finísimo con los bueyes políticos que le quedan.

Mientras, en...

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