'LA REALIDAD NO TIENE SUBTÍTULOS'

por aNA tERESA tORO.ana.toro@elnuevodia.com

fotos por Ramón "Tonito" Zayas

El joven actor de 25 años que, durante los últimos meses, ha comenzado a hacerse de un nombre dentro del circuito neoyorquino de actores latinos estuvo de visita recientemente en la Isla. Vino a despedirse de la casa de su niñez que fue vendida a una nueva familia.

Allí nos recibió en plena mudanza. Vimos el árbol donde se trepaba de niño, los de mandarinas, toronjas así como las matas de plátanos que rodean la casa; la sala vacía con los recuerdos empacados y un columpio en el que pareciera que todo el que se trepa viaja a alguna parte.

"Crecí rodeado de toda esta naturaleza... este paisaje te calma, te pone a tono con tu creatividad, con tu voz interior. La naturaleza te enseña cuál es tu lugar", nos dice Ismael sentado en la sala, con el pelo escondido bajo una boina y ese par de ojos verde agua que hablan más que él. Llueve. Casi es mediodía y dan ganas de dormir o por lo menos de quedarse ahí para siempre.

Ese adormecer de los espacios donde falta televisor y sobran flores fue fundamental en su crecimiento y, sobre todo, alimentó su hambre de mundo. "Cuando me fui a Nueva York hace seis años yo estaba listo, tenía muchas preguntas, muchas inquietudes, me imaginaba gente sin rostro que yo sabía que eran mis panitas de allá", cuenta.

Se fue a estudiar Drama en la Universidad de Nueva York y vivió con un presupuesto de más o menos diez dólares para comer al día. Trabajó como mesero, "sirviéndole café a James Franco cuando iba" y como salvavidas. A las dificultades económicas se sumaron las académicas. "Yo me creía que yo sabía inglés porque sabía pedir en un restaurante pero estudiar teoría es otra cosa". Entonces llegó el cantazo. "La realidad no tiene subtítulos", afirma. Así que fueron muchas horas de biblioteca. "Dormir, eso se hacía aquí", dice señalando su cuarto de niño.

El ritmo era intenso. Quizás igual o un poco más que cuando se levantaba a las cuatro de la mañana para entrenar pues, en algún momento de su adolescencia fue un nadador competitivo. Estar allí al medio día e imaginar el frío de las cuatro de la mañana, la mezcla de oscuridad y morriña nos da una idea de lo que significa la disciplina para este joven. Es todo o nada.

"En este mundo siempre me han dicho -desde la gente que hace castings hasta los productores- que prefieren a una persona disciplinada antes que a una talentosa. Porque si a ti no te sale esa línea ellos saben que te vas a quedar...

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