Reclamos de Ocean Park caen en oídos sordos

Por Marga Parés Arroyo

Mpares@elnuevodia.com

El Departamento de Recursos Naturales y Ambientales (DRNA), la Junta de Calidad Ambiental (JCA), la Policía estatal y el municipio de San Juan son algunas entidades donde han llevado sus quejas y preocupaciones los ciudadanos de este sector playero, tanto en su carácter personal como a nombre de la Asociación de Calidad de Vida Vecinal de Ocean Park que los agrupa.

"Desafortunadamente, personal del Departamento que usted representa no ha tomado ningún tipo de acción", señala una carta que la Asociación le cursó al entonces titular del DRNA, Javier Vélez Arocho, el 16 de marzo de 2004.

En dicha ocasión, advertían de irregularidades en la otorgación de permisos a vendedores ambulantes.

"Nos sentimos en una gran encrucijada, ya que el municipio de San Juan clama que es responsabilidad de ustedes velar por este asunto, mientras el Cuerpo de Vigilantes no toma cartas en el asunto", leía la carta.

El 7 de abril de 2005 y el 19 de diciembre de 2009 la Asociación solicitó reunirse con el alcalde de San Juan, Jorge Santini.

"Existe una crisis en nuestra urbanización que atenta contra la seguridad pública de los que vivimos en esta zona", advertían, enumerando algunas de las situaciones que enfrentaban, como personas que guían a exceso de velocidad, beben sin control y actúan "de forma inapropiada" en clara violación al Código de Orden Público.

Ayer un grupo de residentes del área, preocupados por estas situaciones que se acrecientan en días y épocas festivas, como la venidera Semana Santa, anunciaron que lo que les resta es acudir a los tribunales, lo que están evaluando.

"Vamos a tener que hacer un mandamus para que las autoridades cumplan", dijo el vecino Eric Fernández, quien recientemente radicó una querella en la JCA por el ruido excesivo que impera, especialmente, los domingos.

Según denuncian los vecinos, este sector residencial donde viven unas 300 familias se ha convertido prácticamente en tierra de nadie, con estructuras abandonadas convertidas en puntos de drogas, en lugar de ser demolidas por representar un estorbo público.

"Nosotros no tenemos problema de que la gente venga y disfrute de la playa, que es patrimonio del País, pero no es justo que la usen como un basurero, vengan a emborracharse y se paseen por las calles de nuestra urbanización hablando malo frente a niños y mujeres", sostuvo un residente que prefirió mantenerse...

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