Recordar es vivir en Córcega

CÓRCEGA

Por Santiago Mari Roca

Este verano, aprovechando la celebración de los 30 años de haberme graduado de abogado, decidí regalarme este viaje. Partimos de San Juan el 4 de julio hacia Frankfurt en el vuelo de Condor Air. Excelente la experiencia a bordo de dicha aerolínea. De Frankfurt volamos a París, donde pasamos unos días, y desde la Ciudad Luz, por Air France hasta la ciudad de Bastía, la más grande de la parte norte de la isla.

Me embargó la emoción al bajar del avión. Vinieron a mi mente múltiples recuerdos de aquella visita del 1977 junto a mi abuelo. Recogimos el carro que habíamos reservado e inmediatamente nos dirigimos al centro de Bastía para realizar una visita obligada para todo puertorriqueño que llegue a ese lugar y es la casa de la hoy difunta doña Anita López Antonmarchi, una yaucana de origen corso que contrajo matrimonio con don Domingo Dominicci a principios del siglo XX y emigró con su esposo a Bastía donde fijó su hogar y procreó dos hijos, Clarita y Paul.

Hoy le sobrevive únicamente su hijo Paul. Doña Anita fue la embajadora puertorriqueña en Córcega por más de 80 años. Todos los puertorriqueños de origen boricua tenían como tradición visitar el hogar de esta dama. Allí fui recibido por su hijo Paul, quien heredó los dotes de buen anfitrión de su señora madre. Nos recibió con un suculento almuerzo.

Es sorprendente que Paul, a pesar de haber estado solamente en Puerto Rico una vez, hace casi 40 años, habla el español perfectamente y con las expresiones idiomáticas propias del boricua. Luego de realizar esta visita obligada, paseamos por la hermosa ciudad de Bastía cuya fundación data del 1380. Esta hermosa ciudad portuaria, fue la capital de Córcega hasta el 1791. Fue fundada por genoveses y a pesar de que es actualmente parte de Francia, conserva esa identidad genovesa. Uno de los detalles interesantes de la ciudad es el intenso tráfico de ferries provenientes de diversas ciudades tanto de Francia como de Italia. Prácticamente llegan unos 12 barcos al día cargados de turistas.

Después de pasear por la ciudad, partimos hacia Luri, el pueblo de mi familia. Para llegar hasta allá hay que tomar una ruta por toda la costa noreste de la isla, desde donde se pueden ver panoramas espectaculares hacia las islas de Capraia, Elba y Montecristo.

Luego de darnos un chapuzón seguimos nuestro viaje hasta Luri a donde llegamos y nos dirigimos inmediatamente a la Maison De Mari en la aldea de Poggio. Fue un momento...

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