Recuperación lenta y marcada por controversias

La renuncia de Ricardo Ramos a la dirección ejecutiva de la Autoridad de Energía Eléctrica (AEE) coronó la lenta recuperación del sistema eléctrico tras el embate del huracán María hace dos meses, tiempo en el que las averías, apagones selectivos, falta de equipos y contrataciones de empresas privadas presuntamente no cualificadas fueron la norma.

Ramos dimitió el pasado viernes, luego que el gobernador Ricardo Rosselló indicara que se había convertido en una “distracción”. Las controversias de los pasados dos meses acapararon, incluso, la atención internacional.

La combinación de estas situaciones explica, en parte, por qué –hasta el viernes– la AEE solo había alcanzado el 44% de su generación. Esa cifra no significa que el 44% de la población ya tiene servicio eléctrico, sino que la corporación pública está operando a un 44% de su capacidad instalada (en megavatios).

“Nos vamos a tardar un poco más (en restablecer la red), pero lo vamos a lograr. ¿Qué tan rápido? No estoy en posición de contestar esa pregunta. Pero la prioridad desde el primer día es que los trabajos de reconstrucción en las líneas (de transmisión y distribución) se haga de forma rápida y eficiente para darle servicio a los clientes”, dijo a El Nuevo Día el ingeniero Gary Soto, jefe de la División de Operación del Sistema Eléctrico de la AEE.

Soto aseveró que el impacto de María en el sistema eléctrico fue “devastador”, particularmente en las líneas de transmisión y distribución, que son las que llevan la energía desde las centrales generatrices hasta las residencias, comercios e industrias. Como categoría 4, los vientos de hasta 155 millas por hora de María derribaron postes, cables, torres y subestaciones, entre otra infraestructura crítica.

“Pero desde mucho antes del huracán, la AEE enfrentaba problemas a nivel organizacional, como falta de personal y de materiales, para poder trabajar con la devastación que sufrimos”, expuso, validando denuncias esbozadas por diversas voces, como la Unión de Trabajadores de la Industria Eléctrica y Riego (Utier).

CONTRATACIÓN

Esa carencia de personal y equipos motivó la contratación de firmas privadas –locales y foráneas–, en un intento por adelantar la recuperación. De las empresas, Whitefish Energy tuvo una presencia efímera, pero convulsa. Con sede en Montana y solo dos empleados, recibió un contrato con un tope de $30 millones. Whitefish tuvo que subcontratar para desplegar brigadas por toda la isla.

Se denunció, entre otras...

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