Reina Hasta EL fin

Por Patricia Vargas CASIANO

pvargas@elnuevodia.com

Iris Matías, Miss Mundo de Puerto Rico 1985, tuvo todo lo que anheló hasta que hace tres años fue diagnosticada con hipertensión pulmonar cuando ya estaba en su fase terminal. Desde entonces su vida pende de una máquina conectada a la válvula central del corazón que a su vez le suple los medicamentos a la válvula pulmonar.

"La condición no tiene cura, es progresiva aunque esté bajo tratamiento. La mía es una bien agresiva. El cardiólogo que me diagnosticó la enfermedad me explicó que en la Isla no había conocimientos de la enfermedad y que si no me iba para Estados Unidos antes de mes y medio me moría; ya no podía caminar ni respirar y se me oscureció la piel", dijo.

La modelo reveló que "en una clínica en Estados Unidos encontré un doctor iraní que me dijo 'tú te mueres ya mismo'. Estaba sorprendido de que yo no hubiera muerto de un infarto cardiaco o pulmonar. En ese momento me habló de la máquina que ya conocía porque tras ser diagnosticada con la condición visité a una persona en Guaynabo que la tenía puesta y que me explicó cómo se vive a través de esa máquina".

La noticia fue terrible para una mujer que hacía dos horas de ejercicios al día, se alimentaba bien, trabajaba en su negocio de estética todo el día y tenía una niña que dependía de ella. Si en lo emocional fue fuerte, conocer su realidad económica fue devastador.

"Tenía la vida que siempre deseé. Vengo de un residencial, donde crecí y evolucioné, y quería una casa de princesa y tuve una casa envidiable, siempre llena de niños amigos de mi hija, todo era perfecto. Fue una casa que compré reposeída y estuve nueve años arreglándola. La terminé el 22 de julio del 2009 y le dije a mi hija, 'ahora es que voy a disfrutar de mi casita', y unas semanas después me diagnosticaron la condición y tuve que vender la casa y rematar todo en menos de dos meses para reunir el dinero de la máquina. Además, tuve que cerrar el negocio porque el doctor me prohibió moverme de la cama", recordó.

Al principio, el tratamiento tuvo efectos secundarios y la joven mujer se fue quedando sin piel en todo el cuerpo y las coyunturas se le inmovilizaron por ocho meses.

Desde entonces ha pasado de todo. Largos periodos en salas de intensivo, ha tenido dos infartos, varias transfusiones de sangre, y no es candidata a trasplante de corazón ni de riñón porque es un paciente de alto riesgo.

Su más reciente recaída fue el pasado febrero, en la que estuvo 40 días en...

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