Reinan el malestar y la incertidumbre

Por Daniel Rivera Vargas

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En la Administración de Sistemas de Retiro, Elba Rivera, empleada de la Administración de los Sistemas de Retiro (ASR) y de la Junta de Directores de la Unión General de Trabajadores (UGT), aseguró que las llamadas de los jubilados habían aumentado en un 70% de un día regular, y que la sala de espera estaba más llena que de costumbre.

"Estos cambios no hacen justicia al empleado", dijo Rivera.

Mientras, en ASR, dijeron que de forma espontánea, los empleados salieron en su hora de almuerzo a la plazoleta de la sede de la agencia para quejarse entre ellos de lo que estaba pasando.

Al ver a El Nuevo Día, decenas de estos empleados se acercaron a la vez y -casi a gritos- reclamaron que se les escuchara. "Esto afecta a los de mayor edad", dijo uno en camisa y corbata. "No es justo", decían varias mujeres.

Mientras, en la Asociación de Empleados del Gobierno de Puerto Rico, anteriormente conocida como AEELA, el director ejecutivo Arnaldo Ortiz dijo que desde temprano había mucho movimiento de personas en sus oficinas, buscando orientación.

Incluso, dijo que hubo una empleada que renunció porque -ya cerca de retirarse- prefiere irse sin completar la edad máxima que esperar a ver qué ocurre. Otros empleados le expresaron que también pensaban renunciar, dijo. Sin embargo, Carlos Ramos, portavoz de ASR, dijo que al momento no han recibido renuncias de empleados y que el volumen de llamadas miércoles y jueves ha sido normal.

"Los problemas de los sistemas de retiro se han arrastrado por años. Ahora mismo, por lo que ha salido en los medios, son cientos de miles de empleados los...

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