Reír mientras lloramos

Por Yolandita Monge

Especial El Nuevo Día

Nota de la editora: Este es el tercero de cuatro reflexiones sobre la política del elenco de "Rayos y centellas".

No me equivoqué.

Mi única preocupación era el libreto, "tiene que ser bueno", me dije. Que boba yo... pero si el libreto nos lo escriben los políticos de este país, que les juro son buenísimos escritores.

Sin embargo, pensé: "¿Dan gracia las cosas de estos personajes?" No, lo que dan es pena, ganas de llorar. Entonces dije: "Ok, pues entonces esto se trata de reír, mientras lloramos".

Dígame usted si no da ganas de llorar un alcalde que se hace llamar "El Amolao". Que se vanagloriaba de cuántas "palmolives" se tomaba.

¿Pero sabe qué? Nos reímos... claro, mientras lloramos.

¿No da ganas de llorar un senador que se hace llamar "Chuchin"? Que como hobbie, hacía sesiones de brujería, hacía vídeos de reguetón y se sacaba de la boca pedazos de comida con los dedos en plena sesión legislativa. Pero sabe qué, nos reímos... sí, mientras lloramos.

Y qué me dicen del "cazador del chupa cabras", el alcalde que se disfraza de cazador y...

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