Relatos desde el ojo del huracán

Justo en el centro de una tormenta tropical severa, ubica el ojo del huracán, un área circular de vientos ligeros y buen tiempo. Casi sin precipitaciones, desde ahí, a veces, el cielo se despeja y hasta permite ver las estrellas. Pero la tormenta sigue su rumbo, destructora, provocando que la calma sea solo un espejismo.

Algo de eso pulula en el Recinto de Río Piedras de la Universidad de Puerto Rico (UPR) en su primer día de clases.

Tras dos meses de huelga, los estudiantes regresan a sus salones, con sus mochilas, sus lápices y sus libretas. Toman sus asientos en los salones, se pasean por los pasillos, se saludan con abrazos, y sus carcajadas hacen eco lo mismo en el interior del edificio de la Biblioteca Lázaro que en los vestíbulos de las facultades de Ciencias Sociales y de Administración de Empresas.

“Este primer día lo han cogido como si ayer hubiésemos terminado las clases. Yo siento que estamos en abril todavía”, comenta Natalie Hernández Rodríguez, estudiante de primer año de contabilidad.

Como si nada hubiera pasado. Pero para algunos, hay algo indefinible que acompaña la aparente serenidad; algo pesado y duro en el ambiente, que se materializa con más intensidad en ciertas esquinas, en ciertos rostros, en ciertas voces.

Para el estudiante de tercer año de periodismo y teatro Joe Louis Vázquez Ayala, el ambiente está denso, lejos del bullicio de un primer día de clases, con la gente que camina con prisa y callada.

“¿A qué crees que se debe?”

“No lo sé. No me atrevo a decir que se perdió una lucha porque la lucha no se ha perdido. Pero han sido semanas de fuertes ataques, ¿me entiendes? Y represión y...”, busca las palabras. “Han sido días fuertes”, se detiene y respira, desde un banco de la Plaza Antonia.

Mientras, colgado en una pared de un amarillo gastado en la Facultad de Humanidades, un cartel pequeño -poco protagónico-, grita: “Día 1 con portones abiertos. ¿Dónde está tu lucha?”

En el salón de clases de la profesora Ana Helvia Quintero -de “los profesores de blanco” que exigían la apertura de los portones-, a la 1:00 en punto de la tarde, ya está escrita una ecuación en la pizarra y la fecha del próximo examen.

“Hoy vamos a empezar un nuevo material, estadísticas, una de las disciplinas más jóvenes de las matemáticas”, dice la profesora, manos a la obra, directo al grano.

Afuera, al otro lado del pasillo, una docena de cuerpos jóvenes se pasean en sus batas de laboratorio, frente a las probetas, mientras inspeccionan el...

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