Religiosa

Karisa Cruz Rosado

Puedo decir que promuevo la maltratada idea de paz mundial. Soy religiosa, entonces.

Aunque mi papá siempre ha sido un orgulloso ateo, de los que plantea que no necesita a Dios, me permitió que de pequeña visitara la iglesia evangélica con mi abuela materna. Canté coritos con panderetas. Leí la Biblia en los cultos. El Salmo 23 todavía lo puedo recitar de memoria.

En la intermedia, mis padres, porque el colegio bautista era tremendamente mediocre, decidieron cambiarme a una escuela católica. Ahí me introduje en un ritual distinto, aunque similar.

Hablando claro, el insumo de estos años, además de provocarme mucho miedo, porque había que tener temor de Dios, poco me satisfizo. Como a mi padre. Pero, soy religiosa. Mucho.

No robo: los guineos en el supermercado no cuentan. (Perdóname, Dios).

Tampoco levanto falso testimonio sobre nadie. No miento. Bueno, siendo sincera, porque ya esto sería una mentira, miento. Lo justo. Menos que muchas personas que van todos los domingos a la iglesia. Casi estoy segura que el total de mentiras (en toda mi vida), son menos que las que rezan algunos...

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