El repago de la propaganda electoral.

ETHEL RÍOS ORLANDI

CATEDRÁTICA DE LA UPR

Aunque una parte importante se financió mediante donativos de fondos privados, vale mantener en el radar la hemorragia de anuncios que simulando un aparente servicio público resaltaban la alegada obra de candidatos a la re-elección en diferentes puestos de gobierno, con cargo a distintas agencias del gobierno central y de ciertos gobiernos municipales. Ya circula información en torno a un préstamo de setenta millones de dólares que hiciera hará unos días el Municipio de San Juan, del que saldría, entre otras, el pago de la deuda contraída con una reconocida casa publicitaria.

Las corporaciones e individuos que financiaron, abierta o veladamente, la campaña apostaron a que recobrarían su inversión económica con creces, una vez ganara el partido auspiciado. Así, el bombardeo mediático fue abrumador. Era cuestión de tirarle con todo al elector, hasta aturdirlo. Así, el elector convertido en autómata, activado por los detonantes convenientemente insertados en su cerebro, rechazaría a unos candidatos y seleccionaría a otros mediante una especie de "acción refleja" al enfrentarse a la papeleta electoral. Las agencias publicitarias mercadearon las imágenes y ocultaron aquellos aspectos de la realidad que no favorecían a las futuras marionetas de sus clientes...

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