Repasa su gestión

Por Tatiana Pérez Rivera

tperez@elnuevodia.com

"Parece que hubiera estado aquí una vida. Hay mucho que hacer pero lo hago con gusto", revisa su estadía en la Isla en estos últimos tres años y medio el director titular de la Orquesta Sinfónica de Puerto Rico, Maximiano Valdés.

El chileno, fanático del sol que aquí azota aún en diciembre por la energía y la alegría que le inyecta, afina el lápiz para hacer la lista de estrategias con las que quiere optimizar la imagen y el funcionamiento de la Sinfónica.

"A todos nos falta madurar, esto es un trabajo hasta la muerte de perfeccionamiento. Nadie puede decir que está maravilloso lo que hacemos porque la música nunca se repite. Nos queda mucho trabajo por hacer de consolidar repertorio y de poder trabajar en condiciones mejores", apunta Valdés.

Este resalta que dirige "una orquesta sana" integrada por músicos "con compromiso que vienen a tocar con ánimo". "Les gusta tocar música juntos y tienen una actitud positiva de disfrute de trabajo", señala orgulloso.

A estas alturas, ambas partes comprenden sus respectivos límites.

"Ya hay un conocimiento mutuo", reconoce, "saben que soy muy exigente conmigo mismo y con ellos al momento de hacer música porque ella no acepta otro nivel que no sea el más alto".

En este tiempo ha descubierto varias cosas: que compite con una agresiva oferta de entretenimiento para el público, que la presencia de la orquesta en universidades y lugares públicos recluta nuevos rostros en los conciertos en la Sala Sinfónica y que dicha estructura ha sido fundamental en el desarrollo de su sonoridad "que es todo en una orquesta".

"La mejor manera de enamorar al público es tocar música bien y crear un momento especial con la audiencia durante el concierto. Me esfuerzo en dirigirme a ella cuando algunas piezas lo ameritan", indica Valdés quien ha instaurado charlas junto a Jean Marc Bernard en la Escuela de Arquitectura de la Universidad de Puerto Rico en Río Piedras los lunes previo a cada concierto.

"Ese trabajo social nos falta, tenemos que ponernos las pilas y hacerlo organizadamente. Los mismos músicos me dicen 'hay que salir de aquí" ", recalca.

Valdés aspira a convertir la Sinfónica boricua en una embajadora de la Isla, "que el país se paralice para vernos tocar en un escenario importante como lo hace con una pelea de boxeo".

"Hay que entender que somos patrimonio de Puerto Rico", puntualiza, "esta es una orquesta con 70 años por eso reclamo atención, debemos ayudarla para...

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