LA RESACA DE GALIFIANAKIS

Por Tatiana Pérez Rivera

Observar entrevistas de Galifianakis te obliga a estar alerta. Percibir sus ojos azulísimos en busca de alguna comprobación de que no miente en sus declaraciones es difícil. O están ocultos tras gafas oscuras o te distraes observando sus cejas pobladas, su barba copiosa y su cabello despeinado. Todo color bronce rojizo.

"¿Cuál es mi cámara?", preguntó durante su intervención en el programa Real Time with Bill Maher y la miró fijamente.

"Quiero decir que soy homosexual", dijo e hizo una pausa solemne que duró solo unos segundos antes que Maher lanzara una de sus risas burlonas.

"Viene bien para la película", aceptó en un programa donde como invitado ha hecho de todo, fumar marihuana incluido.

Galifianakis ha acostumbrado a su público a provocar risas con expresiones faciales que gritan "aquí no ha pasado nada". Lo sabían sus seguidores que le aplaudían en el circuito de stand up comedy estadounidense desde el 1999. Ahora lo sabe un amplio público que celebra sus personajes en cintas como Due Date (su Ethan va de locura tras locura), The Campaign (nada como un político temeroso y mentiroso al estilo de Marty Huggins) y claro está, The Hangover.

Como digno integrante del wolfpack en la cinta que ahora entrega su tercera parte, su caracterización de Alan Garner es una de las preferidas del público. En una misma escena puede provocar ternura, retar tu paciencia, pero siempre terminarás con una carcajada.

En tres partes, Garner lo mismo ha perdido el cabello, ha recibido un sólido puño de Mike Tyson y hasta ha cargado con un bebé o un monito con la boca roja de los Stones en su diminuto abrigo de...

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