Al rescate económico de la montaña

A ocho meses del paso del huracán María, las líneas que demarcan las diferencias entre los varios Puerto Rico que conviven en una misma isla, se hacen más evidentes. Diversos estudiosos han manifestado, y coincido, que el huracán María destapó las grandes diferencias socioeconómicas que existen en la población puertorriqueña. Hemos chocado con la dura realidad: hay amplios sectores en extrema pobreza, rezago y un subdesarrollo inaceptable para el Puerto Rico del siglo 21.

El huracán también dejó al descubierto la frágil infraestructura sobre la que está fundamentada el país y la debilidad gubernamental para poder implementar de forma efectiva un plan de recuperación.

Por razones económicas y lamentablemente, también políticas, uno de los riesgos al que estamos expuestos como pueblo en estos momentos, es que haya municipios y regiones que se queden en condición de rezago social y económico permanente porque los esfuerzos de rehabilitación post-María no sean adecuados.

Además de los municipios de Humacao y Yabucoa, que experimentaron gran devastación por ser el punto de entrada de María, la región central de Puerto Rico experimentó grandes pérdidas. Antes de pasar al planteamiento principal de la columna, exhorto al gobierno a atender con la mayor rapidez posible los esfuerzos de recuperación en ambos pueblos. El nivel de desespero y tragedia social ha sido ampliamente documentado por El Nuevo Día.

Previo al impacto del huracán, los pueblos del centro de la isla ya experimentaban grandes desafíos económicos y sociales, incluyendo altas tasas de desempleo, de hasta 25% en algunos casos, un alto nivel de pobreza, emigración y alta dependencia en programas de subvención social. La situación económica en la región central también ha provocado una gran estrechez fiscal, que amenaza la solvencia financiera de muchos pueblos del interior de la isla.

Impacto en la región central. Ocho meses después del huracán, todavía la situación de la región está lejos de normalizarse. El cuadro es desolador, toda vez que la infraestructura sigue en mal estado, es amplia la destrucción de viviendas, las pérdidas materiales y el cierre de negocios, hechos que caracterizan la realidad de esa región.

Pese a sus limitados recursos, los ayuntamientos se convirtieron en la primera respuesta al estado de emergencia luego del huracán. Hoy, siguen haciendo lo que pueden para mantener la mayor estabilidad posible dentro de la dificultad imperante.

La falta de energía por un...

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