RESTAURACIÓN DIVINA

Por Tatiana Pérez Rivera

tperez@elnuevodia.com

"Así llegaron, se maltrataron mucho", comenta monseñor José Emilio Cummings, párroco de la Catedral de San Juan, acerca de las últimas piezas que pasaron por las manos de Miguel "Uva" Martínez, restaurador y sacristán de la parroquia mayor del Viejo San Juan, y por los pinceles de Jesús María del Rincón.

Porque en esas sesiones restaurativas que hace mes y medio tienen lugar en el taller situado en la protegida sección gótica capitular de la Catedral, el brillo y la hermosura han sido recuperados.

"Este es un vía crucis de camino a la cruz que le regalaron en la Iglesia Buenaventura en Nueva York al padre Josean de la Parroquia San Fernando Rey en Toa Alta. La iglesia de Nueva York, que era muy bella, la cerraron y estaban regalando sus cosas. Padre Josean no tenía los medios ni los restauradores para arreglar las piezas y además eran muy grandes para su iglesia, así que nos las obsequió", narra el padre Cummings.

Segunda travesía. De Toa Alta al Viejo San Juan se desplazaron las piezas que ilustran el agónico camino de Jesús hacia su crucifixión. Pesan cerca de cien libras cada una y los rasgos en su confección dan indicios de ser italianas.

Las manos de Uva manipulan la plasticina y el yeso con cautela mientras rehace partes del cuerpo o elementos de la escena que se presenta en tres dimensiones. "Primero le doy forma a la plasticina, luego le pongo una capa de yeso y la llevo a su forma. Les pongo metal para fijarlas y así quedan fuertes", explica Uva, quien se desempeña como sacristán desde hace doce años en la Catedral.

El marco de la pieza se trabaja en un molde de 'fiberglass' con yeso en su interior. "Y le pongo madera por detrás para reforzarla", agrega Uva.

A Del Rincón le correspondió revivirlas con color. Indica que estos son asignados por la Iglesia desde el Renacimiento, por lo que el manto de la Virgen no deja de ser azul y el de Cristo rojo. "Los otros que uso son complementarios, es decir, opuestos. Si hay un soldado que tiene un manto rojo, le pongo al lado uno con manto verde. Pero la idea es resaltar a Jesús y que el resto sea como una comparsa, así que debemos prestar mucha atención al color", sostiene.

Utiliza óleo ya que, a través de los siglos, ha demostrado su resistencia y al final recubre las piezas con un barniz para fijar el color. "Trabajo varias estaciones a la vez para que haya homogeneidad, les devolvemos la expresión a las caras y el drama alrededor", indica...

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