Resurge la Editorial del ICP

Una editorial debilitada, con pocas publicaciones recientes, sin equipo de trabajo, sin reglamento ni manual de estilo. Ese fue el cuadro que encontró Ángel Antonio Ruiz Laboy cuando hace cuatro años entró a dirigir la Editorial del Instituto de Cultura Puertorriqueña (ICP).

El escritor aceptó el reto de estar a cargo de la principal editorial del país con un poco de temor, por la gran responsabilidad que conllevaba y porque venía de trabajar en su propio proyecto, Erizo, una editorial pequeña e independiente. Pero ese miedo se transformó en sorpresa tan pronto comenzó a dirigir el proyecto.

Relató que a su llegada la editorial tenía mucho nombre, pero no contaba ni con un editor ni con un corrector porque el que había se acababa de jubilar. Además, las funciones estaban divididas en cuatro oficinas distintas: revistas, ventas y mercadeo, grabaciones y editorial.

“Básicamente fue un poco construir todo desde cero”, resumió sobre el trabajo que ha llevado a cabo y que continuará bajo la confianza del recién nombrado director del ICP, Carlos Ruiz Cortés.

Ruiz Laboy ha podido en cuatro años reorganizar la Editorial del ICP a pesar de la fuerte crisis económica que atraviesa el país. Lo ha hecho con la ayuda de un equipo de trabajo con el que ha podido identificar proyectos que le generan ganancias a la editorial y que la han hecho más ágil y actual.

“Nuestra editorial, a diferencia de lo que mucha gente piensa, funciona como una editorial que con lo que genera es con lo que opera. De todos los proyectos del ICP este es el único que está obligado a generar para seguir produciendo”, informó.

Dijo que aunque la Editorial recibió entre los años 1999 al 2000 una asignación especial de un millón de dólares, cuando llegó, de ese fondo solo quedaba $60,000. Destacó que desconoce en qué se invirtió ese dinero durante la pasada década porque la producción editorial que observó al llegar fue limitada.

“Encontré una editorial que publicaba de tres a cuatro libros al año y hubo un libro, 'Los Faros de Puerto Rico', que cuando yo llegué llevaba 13 años en proceso (de ser publicado). Eso hace un daño a la credibilidad porque cómo tú recuperas que alguien quiera publicar con la editorial del Instituto si su libro va a morir en un escritorio por varios años”, agregó. Ante ese escenario, lo primero que hizo el director a su llegada fue armar un equipo de trabajo capacitado y ágil, redactar un reglamento y un manual de estilo y reorganizar la estructura, uniendo...

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