El retiro de una diosa

Por Fernando Ribas Reyes

end.fribas@elnuevodia.com

Hay cosas que dejó de hacer y las lamenta, como regresar de España y descartar jugar en Penn State. Otras no estuvieron bajo su control, como jugar en unos Juegos Olímpicos.

Pero hizo tanto más que, si le fueran a reconocer una característica de su carrera, ella se inclinaría por abarcadora.

"Lo probé casi todo", explicó.

Eva lleva a orgullo esa característica. Y no es para menos porque nadie en el voleibol femenino de Puerto Rico puede afirmarlo como ella.

Por ejemplo: ¿Qué jugadora local que comenzó a jugar con el balón Mikasa blanco -ahora sería un retro-, ha jugado también con la bola moderna Molten de franjas verdes, rojas y blancas?

Solo Eva.

El logro parece simple porque muchos dirán que el balón no hace el jugador. Pero el logro es un testimonio de su longevidad porque necesitó 23 años para lograrlo, cosa rara hoy día.

"Ya no hay (activa) ninguna de las jugadoras con quienes empecé a jugar", recalcó. Y bien podría agregar "y tampoco está la mayoría de las que comenzaron a jugar después de mí".

Eva fue una jugadora que superó y evolucionó la transición del voleibol viejo al moderno, que comenzó tarde en los 90 y se completó en los 2000.

Pudo jugar más rápido y con menos errores en las exigencias del 'rally point'. Y tomó lo que el voleibol moderno le dio para evolucionar como jugadora, como el pase voleado que toleraba las retenciones.

"Ahí fue que aprendí a pasar. A mí me gustaba volear y se me hizo más fácil volear porque es una destreza más fácil que el pase con los brazos", dijo.

Así, Eva abarcó cuatro de las cinco funciones del voleibol. Pasó de la posición central a la esquina, en la que unió las destrezas de ofensiva, bloqueo y defensa a la de pase, que iría aprendiendo como esquina.

Luego se hizo opuesto, que es el cuarto bate de un equipo. Y gracias a su universalidad, hizo un breve regreso al medio antes de retirarse como opuesto.

"De todas, mi favorita fue la de opuesto, porque también tenía que bloquear y defender", dijo.

A la inversa, Eva también aprovechó lo que le dio el voleibol viejo para usarlo en la era moderna. En su genética de voleibolista, Eva importó al voleibol moderno el fundamento defensivo y, con este, amplió su valor en los equipos. Además, al quedarse a defender en las posiciones de atrás, Eva también se convirtió en una opción ofensiva zaguera. En la era moderna de las libero, Eva no hubiese aprendido a defender.

"A mí me encanta defender. Le decía a...

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