Retos de la AEE a un año del gasoducto

ARTURO MASSOL DEYÁ

CASA PUEBLO DE ADJUNTAS

¿Qué tal del Puerto Rico libre de la amenaza de una minería destructiva? ¿Qué del país sin una Marina de Guerra que bombardee la Isla Nena? Y ahora, ¿cuáles son nuestras posibilidades sin la equivocada Vía Verde?

La gente de la montaña está en paz sin la angustia de un tubo explosivo en sus patios. Tenemos aguas en abundancia y contamos con bosques para el desarrollo económico sostenible que impulsa la propuesta comunitaria del Bosque Modelo.

Sin la resistencia comunitaria hoy tendríamos un tubo de 93 millas, vacío de gas, que no podría cumplir su propósito. Tendríamos $500 millones de nueva deuda pública y bosques y cuencas hidrográficas malamente impactados. Además, el atractivo turístico de la zona habría mermado. En dólares y centavos, estaríamos pagando más en la factura de luz.

Ya se cumplió un año desde que el pueblo victorioso derrotó a una AEE que quiso imponer su agenda energética por encima de la agenda de las aguas, los bosques, la agricultura y la seguridad del pueblo. Esa AEE estuvo dominada por una gerencia dictatorial, abusiva y protectora de los intereses de contratistas inescrupulosos. Entonces, ¿el problema es la AEE o la dirección anti-interés-público de su gerencia?

La adicción a los combustibles fósiles y su resistencia a evolucionar a fuentes de energía renovable se suman a sus desaciertos. La AEE tiene que cambiar, pero ellos no pueden solos. La inserción de otros sectores es necesaria, pero para rescatarla.

En esta etapa, la generación distribuida con paneles fotovoltaicos que se ubicarían en techos de edificios públicos y residenciales, representa una ruta para socializar el beneficio de sustituir el costoso petróleo por el gratuito sol. Este beneficio se producirá cuando la integración de esta energía solar sea instalada allí precisamente en donde se va a consumir (en hogares, escuelas, etc.), pues no tendría que depender de líneas de transmisión que se deterioran y que ocasionan pérdida de energía. De esta manera, el sistema de distribución eléctrica no necesitaría de ajustes sino que, por el contrario, la inserción en el "grid" del excedente de la energía producida con el sol mejoraría su potencia y eficiencia.

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