Retrato con recuerdos

Por Tatiana Pérez Rivera

tperez@elnuevodia.com

Desgastada y con un nuevo dueño, la estructura aún domina el encuentro de las calles Alcázar y Reina Mora, en la urbanización La Alhambra, en Ponce. Y a ella la domina su patio. Extenso, poblado de recuerdos y de árboles cuya altura y el grosor de sus troncos prueban su longevidad. De mangó, de pana, de naranja agria y hasta un níspero sobreviven el tiempo.

También allí sigue igual la vida de Carla, la dálmata que ostentó el título de última mascota ponceña del señor de la casa que, además, llevaba otros sombreros: fundador del Museo de Arte de Ponce, del Partido Nuevo Progresista, exgobernador de Puerto Rico, filántropo, músico y empresario.

Con sus manchas negras se pasea con calma entre varias personas que -en el patio- comparten sus vivencias con Ferré ahora que se celebra el 108 aniversario de su natalicio.

"Esta es Carla Ferré, tiene 14 años", presenta a la dálmata Héctor Manuel Rodríguez, jardinero de la casa desde el 1989, "don Luis era loco con los perros y les escogía sus nombres. Los papás de Carla eran Polo y Diana".

Héctor afirma que el silencio en la casa acababa cuando "don Luis llegaba de San Juan".

"Él siempre iba primero al Museo y almorzaba aquí. Después abría la puerta que daba a la calle, se sentaba en el piano redondito que tenía por allí", dice señalando el primer piso, "y empezaba a tocar. Aquí en el patio se escuchaba un eco bien precioso".

Orgulloso de mantener el patio, Héctor recuerda que conoció a Ferré en la playa de Ponce, donde se crió, ya que allí visitaba a Sister Isolina.

"Siempre fue un caballero con nosotros", cuenta y señala como compañeras en la casa a Teresa Avilés y a Ana Rita Guzmán.

"No se le olvidaba el nombre de nadie, como jefe ha sido de los mejores que he tenido. Cuando estaba en San Juan me mandaba a pedir caimitos y limones, que se daban aquí, y yo se los mandaba", recuerda entre risas Héctor.

Ángel D. Santiago integra el Laboratorio de Conservación del Museo de Arte de Ponce desde el 1985. "Todas las semanas pasaba por aquí para ver qué estábamos haciendo y cómo lo estábamos haciendo. Estaba muy pendiente de las colecciones", manifiesta el conservador.

"Y si algún reportero venía a hablarle de política le decía que en otro lugar porque 'aquí en las salas solo se habla de arte'", cuenta Santiago.

Roberto Rodríguez, quien labora hace 26 años en el Museo de Arte de Ponce, confiesa que extraña la entonación conque Ferré le llamaba.

"Me decía...

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