Retrato de la vida real

Por Benjamín Torres Gotay

benjamin.torres@gfrmedia.com

Una sensación así, como la de haber recibido u observado un disparo, queda tras ver "Mi Santa Mirada", cortometraje del cineasta boricua Álvaro Aponte Centeno, que hizo historia al convertirse este año en el primer filme nacional seleccionado para el Festival de Cannes, el más prestigioso del mundo.

Dura solo 16 minutos, pero son 16 minutos muy bien aprovechados por todo lo que se desborda de esta obra excepcional, por todo lo que muestra en lo que dice y en lo que calla, por todo lo que grita, insinúa, sugiere y enseña en su corto cantar.

Por encima, "Mi Santa Mirada" cuenta una anécdota simple, la historia de Sammy, un tirador de drogas de poca monta que, un día, decide tirarse la maroma de traicionar a su jefe y las trágicas consecuencias que esto le trae.

Algo así, con sus variaciones de nombre y lugar, es lo que hay detrás de cada reseña de periódico que leemos sobre jóvenes acribillados en este o aquel barrio. Lo que hace Aponte Centeno es que toma una de estas historias, la vira al revés y nos la muestra por dentro. Nos dice lo que nunca sabremos de los múltiples 'john does' que...

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