Reviven dramática escena

Por Aurora Rivera Arguinzoni

arivera@elnuevodia.com

En la tarde la joven de 17 años se fue a su casa, se bañó y vistió de nuevo, y se reencontró con él en una pizzería del casco urbano, a pasos del residencial Vista Alegre, donde viven sus respectivas familias. A eso de las 8:30 p.m., caminó a un negocio cercano en el que se encontraba su madre, Elizabeth Marín Cotto, de 45 años.

Valero navegaba por el Internet en su computadora dentro de la pizzería, cuando el sonido de disparos demasiado cercanos lo hicieron despegar la vista del monitor y mirar a la calle.

"Un tipo vestido de negro, camisa negra, gorra negra, se paró en medio de la calle a tirotear... No le vi la cara. Sé que era de tez blanca, alto. No tenía máscara y allí había personas que lo vieron. Yo sé que lo vieron porque eso estaba repleto y él estaba como si na'. Estaba a pie, en medio de la calle y empezó a tirotear", detalló Valero, de 22 años.

Gesticuló elevando su brazo derecho con el codo hacia arriba y la mano hacia abajo como si disparara el arma, que según dijo no era un arma larga.

Tras ver lo que estaba pasando, se tiró debajo de la mesa en que estaba buscando protegerse, pero tan pronto cesaron los disparos corrió a la calle.

"Cerraron la pizzería y le dije al dueño: 'por favor (abra), que ahí está mi suegra, está mi novia'. Salí corriendo y ahí fue que la encontré a ella. Me le tiré encima tratando de ver si estaba bien, si tenía pulso, me la puse encima, estaba toda llena de sangre, le saqué el pelo de la cara. No estaba consciente, pero tenía pulso por lo menos cuando yo la cogí. La mamá estaba peor, creo que murió antes. (En la escena tirados) Primero estaba ella, después otra persona más, la mamá de ella que estaba sentada y cayó de frente, y después un señor que le dicen el Dominicano", contó.

El caos se apoderó del lugar. Otra vecina de Griseida y Elizabeth, Yolanda Ramos, corrió a la escena tan pronto escuchó el tiroteo. Ayer lucía afectada en su apartamento, justo frente al de las víctimas fatales. "Eran tremendas personas, tremendos seres humanos, que estuvieron inesperadamente en un sitio en el que no debieron estar", lamentó.

Reprochó que los presentes en lugar de ayudar a las víctimas se dedicaran a tomar imágenes...

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