Una revolución empresarial

Quiero comenzar esta columna con dos anécdotas que sustentan el mensaje que quiero comunicar. La primera ocurrió hace un poco más de una década, cuando era asesor gubernamental. En un viaje oficial en el que participé con el Departamento de Desarrollo Económico, en una convención de biotecnología en la ciudad de Filadelfia, tuve la oportunidad de dialogar con los expositores de Singapur.Algunos de los oficiales y empresarios del país asiático hablaban castellano perfectamente, y les pregunté si allá le llamaban grandes intereses de forma despectiva a los empresarios. Su contestación fue que no, que todo lo contrario, los empresarios eran visto como uno de los activos más importantes de su economía. Para uno de los países de mayor crecimiento y dinamismo del mundo, esta aseveración y visión de los procesos económicos envía un mensaje contundente.La segunda anécdota es más reciente. Por motivos profesionales, llevo meses viajando a República Dominicana. Cada vez que viajo, coincido más con empresarios locales viajando al vecino país por motivos de negocios. Desde personas viajando a vender servicios de construcción, hasta empresario a gran escala llevando negocios entre las dos islas. Si lo llevamos a números, la realidad es clara, el comercio bilateral entre ambas economías asciende a $1,000 millones.Ante los retos locales, cada día son más los emprendedores que ven al hermano país como la nueva frontera natural para ampliar su mercado. Esta expansión ocurre sola, con cero apoyo gubernamental, como método de supervivencia, búsqueda de nuevas oportunidades, y como parte de lo que llamo una revolución empresarial.En mi columna anterior en este espacio, escribí sobre el ocaso del modelo de gobierno ideado en la década del 1940, y sobre la necesidad de rearticular un nuevo paradigma económico-productivo que, lejos de descansar en el gobierno como el epicentro de la economía, esté fundamentado en la gestión empresarial.El punto de partida de mi propuesta es que luego de la economía perder $60,000 millones en riqueza local, como consecuencia de la larga depresión, es el sector privado el llamado a iniciar una revolución empresarial que permita reconstruir nueva riqueza.LA REVOLUCIÓN COMO RESPUESTA A LA CRISIS. La revolución empresarial ha comenzado gradualmente. A pesar del fuerte populismo y el discurso de clases que se manifiesta en la narrativa cotidiana, miles de comerciantes diariamente se las arreglan para sobrevivir en un ambiente hostil y...

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