Rezagada la Isla en prevención

Por Marga Parés Arroyo

Mpares@elnuevodia.com

Así se desprende de datos provistos por la Administración de Seguros de Salud (ASES), sobre el total de asegurados que tuvieron acceso a una visita preventiva durante el primer año de Mi Salud, de octubre 2010 a septiembre 2011. Este fue el período estudiado por El Nuevo Día para cuantificar si los asegurados accesaron servicios preventivos. ASES es la entidad gubernamental a cargo de la Reforma de Salud.

La falta de prevención redunda a la larga en mayor costo para Mi Salud, por ejemplo, en el uso excesivo de salas de emergencia ($ 148 millones el pasado año) y en tratamientos posteriores de pacientes con condiciones graves que pudieron prevenirse.

Al inicio de Mi Salud, por primera vez, el Gobierno le retuvo a las aseguradoras un 5% de la prima, con el propósito de que lo invirtieran en prevención anualmente. Eso representa unos $ 100 millones del total del presupuesto de $ 2 mil millones de Mi Salud. Los $ 100 millones les serían devueltos anualmente si cumplían con unos criterios de calidad (como pruebas de cernimiento).

Un análisis realizado por la demógrafa Judith Rodríguez encontró que el 12% de las visitas preventivas en el período estudiado significa que 88% de los asegurados se quedó al descubierto en la prevención, particularmente en poblaciones en riesgo que debían accesar para realizarles pruebas de cernimiento.

"Una correspondencia de asegurado y dinero representa que $ 88 millones (de los $ 100 millones destinados para prevención) no se utilizaron", dijo Rodríguez, quien enfatizó que no están claros los criterios que se les pidió a las aseguradoras para cumplir.

"Nunca se ha hecho un cálculo general (sobre el costo de no prevenir), pero se sabe que si no hay prevención no hay nada", dijo el doctor José Izquierdo Mora, exsecretario de Salud.

Con Mi Salud, el énfasis en prevención tenía dos dínamos. Por un lado, cumplir una aspiración de justicia social y mejorar la salud de los beneficiarios, asunto base para crear en 1993 la Reforma de Salud. Por otro, lograr que, al reducir la necesidad de servicios médicos, bajaran los costos de un sistema oneroso que en el 2010 ya tenía un déficit de $ 82.3 millones.

"Una pobre calidad del cuidado de salud en condiciones crónicas -como diabetes y asma- es un abuso contra los asegurados", manifestó el doctor Ibrahim Pérez, analista de temas de Salud.

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