Un riesgo potencial

Por Aurora Rivera Arguinzoni

arivera@elnuevodia.com

En una visita ayer a planteles de la región educativa de Arecibo se observó, por ejemplo, que en la escuela Héctor M. Ruiz de Barceloneta, donde estudian más de 700 estudiantes, no hubo agua hasta ayer y el salón comedor no pudo ser limpiado hasta horas de la mañana. Además, según informó la empleada encargada, Nydia Rivera, variaciones en el voltaje dañaron la nevera principal de almacenaje o "walk-in fridge", impidiendo que los alimentos pudieran guardarse bajo temperaturas que garanticen que sean seguros a la hora de ser servidos.

Además, de las cuatro empleadas de comedor que se necesitan para servir desayunos y almuerzos, hasta ayer solo había dos. Aunque el DE informó esta semana que ya el personal de comedores necesario está asignado, estos tienen que aprobar pruebas de dopaje, el examen médico y, si no cuentan con experiencia previa, deben ser adiestrados. Rafael Otero, de la Asociación de Empleados de Comedores Escolares, advirtió que "hay comedores donde las tres empleadas son nuevas".

A preguntas de El Nuevo Día, Rivera explicó cómo este tipo de situaciones ponen en peligro la salud de los alumnos en la medida en que tienen que esperar más de lo debido por los alimentos e ingerirlos fuera del comedor sin las debidas medidas de higiene. Además, la confección de alimentos por personal no diestro aumenta el peligro de incumplir con medidas de bioseguridad que garanticen la contaminación cruzada y, entre otras cosas, afecten a niños con alergias alimentarias.

"Hoy me llegó una madre que tiene una niña que tiene azúcar baja (hipoglucemia), ella necesita comer temprano. Tengo una con diabetes que se inyecta insulina. Tengo un niño que es alérgico al brécol, una empleada que (por ejemplo) con el mismo cucharón de las habichuelas le sirva el brécol...", planteó.

"Ellos no ven eso. ¡Nosotros somos responsables de ellos!", reiteró.

A ella y a otras encargadas de comedor entrevistadas les preocupaba, además, el impacto de la falta de empleados en la salud de las trabajadoras. Para asegurar el servicio a los niños, estos días han trabajado horas adicionales a lo que establecen sus jornadas laborales de entre cinco y siete horas, dijeron. En ocasiones otros empleados y hasta familiares de estudiantes les han tenido que dar la mano.

"Casi todas las escuelas de Hatillo están teniendo el mismo...

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