LA RIVAL EN CASA

Por Tatiana Pérez Rivera

tperez@elnuevodia.com

Para la primera es un modo ilusorio de recuperar juventud, aprovechar tiempo perdido o estrechar lazos con su hija. La segunda puede resentirlo, sobre todo, en la edad "del eterno bochorno".

"Cuando mis amigos van a casa, mami es la más que baila, la más que canta", dice Noemí (nombre ficticio), de 15 años, sobre su mamá de 45 años.

Aclara que la quiere mucho, pero en igual medida "me abochorna siempre que hace eso y cuando saca de mi clóset tops que ya no me sirven, porque he aumentado (de peso). Se los pone cuando estoy con mis amigos y dice que eran míos".

Maritza -joven de 24 años que también desea proteger su identidad- reconoce que toda la vida ha luchado "con lo que me dicen es baja autoestima".

Esto siempre se ha traducido en inseguridad al tomar decisiones o con su apariencia.

"Me ha costado bajar de peso, pero tan pronto lo hago, mami sale corriendo y se hace algo -una lipo, un tratamiento, una dieta- para estar flaca también. Si me compro algo, le pide a papi que se lo compre de mejor calidad. Siento que nunca puedo superarla", lamenta Maritza.

"Loca, me enteré que mami le está pidiendo 'requests' a mis amigos en Facebook y por poco me muero. En serio, eso era lo que me faltaba, que se entere de mis cosas", confesaba a viva voz una jovencita de unos trece años en el área de comida de un centro comercial.

En ese contexto, las adolescentes pueden "percibir a sus madres como ridículas, como que ese espacio no les toca", según explica la sicóloga escolar Nellie Zambrana.

Un escenario probable para que ocurra es que esta madre carezca "de un grupo de referencia".

"Si ese es el caso, de manera inconsciente cruza esa frontera generacional con esos muchachitos y se expone a que la niña o el joven la rechacen y la vean como una intromisión. Los demás compañeros podrían reclamar qué hace tu mamá aquí porque en la adolescencia reclaman su espacio", subraya Zambrana, profesora en la Facultad de Educación de la Universidad de Puerto Rico en Río Piedras.

Esta resalta que si el acercamiento de la adulta es agradable hacia los adolescentes, inspirando confianza y afecto, pudiera darse que los demás digan "tu mamá es bien cool".

"Y no es malo si se hace de manera incidental", señala Zambrana, "pero si se convierte en un patrón, mientras logras la confianza de los panas de tu hija, logras la desconfianza de tu hija. Si quieres entrar al grupo para ver cómo se mueve la cosa tienes que respetar su...

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