Un robo de cobre impide que un plantel abra hoy

Por Keila López Alicea

keila.lopez@elnuevodia.com

Esta acción provocó que la escuela atrasara su apertura y ahora recibirá a los estudiantes el próximo martes, 17 de enero, y no hoy como los demás planteles del Departamento de Educación.

"Es indignante. Me siento como si me hubiesen robado a mi", expresó la directora de la escuela, Madeline Vargas.

La escuela Wilfredo Lafuente Ortiz fue inaugurada en el 2002 y construida siguiendo un concepto novel para ese entonces que imitaba el diseño de las escuelas estadounidenses. La estructura tiene pocas ventanas y en todas las áreas de la escuela se maneja la temperatura a través de acondicionadores de aire.

Sin el frío aire de las consolas, la escuela se ha convertido en un sauna. Las ventanas están selladas con paneles de plástico transparente, por lo que la luz solar entra, pero no la brisa. Los cubos de cristal ornamentales colocados en las paredes parecen servir de lupa que concentra el calor hacia el interior de los salones y los pasillos, mientras que las aperturas decorativas ubicadas en la fachada permiten que se vea hacia el exterior pero no dejan que entre el viento.

"Definitivamente es algo bien triste para la comunidad escolar, para nuestros niños. Aquí las computadoras no pueden estar sin aire y menos los estudiantes, sin hablar de las enfermedades que pueden surgir por la humedad o el hongo que salga", expresó la maestra de tecnología Lisvette Flores Quiñones, mientras un pequeño abanico blanco que colocó sobre su escritorio le soplaba aire en la cara.

La directora escolar relató que se percataron del hurto de cobre el martes, cuando los maestros llegaron a la escuela y el acondicionador de aire de la oficina no prendió.

"De las 45 unidades que hay en el techo, se llevaron el cobre de 39. Solo dejaron cuatro unidades funcionando y creo que fue porque están en áreas más inaccesibles por los desniveles que hay en el techo", comentó Vargas.

Un vistazo a las consolas de unos cinco pies de ancho evidencia el daño causado por los vándalos. Pedazos rotos del material aislante que rodeaba varias partes de las unidades ahora yacen en el suelo, mientras que las manchas de aceite son muestra de las piezas que los ladrones rompieron en su intento por robar el metal.

"La investigación está en manos de la Policía, pero parece que fue un trabajo profesional", indicó la directora.

Y es que Vargas señaló que no encontraron puertas forzadas o portones rotos, por lo que los vándalos no llegaron al...

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