La rosa es sin porqué

ÁNGEL DARÍO CARRERO

ESCRITOR

Para Lavinia Ortiz, in memóriam

La persona humana, de hecho, deviene informulable, pues como observaba Paul Ricoeur, somos ese tipo de ser que nunca coincide del todo consigo mismo. Mas la insuficiencia del principio no es únicamente porque resulte falso, sino porque es injusto, pues toda pretensión de absolutidad termina traduciéndose en exclusión, en opresión humana y política. No sólo la ignorancia, también la pura racionalidad termina por devorar al ser humano.

Será el mismo Heidegger quien invite a descubrir otro universo que ha intentado abrirse paso desde el exilio forzado al que lo destinó la ciencia: el reino del sin porqué, que es el de la poesía. Reino que, si bien no niega la razón, tampoco le confía, idolátricamente, todo lo que somos y esperamos.

El representante de esta ruta salvadora es el médico, poeta y místico del siglo XVII alemán, Angelus Silesius. Sus palabras, insiste Heidegger, hablan francamente en sentido contrario al pensamiento de Leibniz: "Die Rose ist ohne warum" ("La rosa es sin porqué").

La magia atrayente de Silesius es que abre la puerta de lo inexplicable, pero no por la trampa de una nueva argumentación, sino por la ruta que completa y equilibra al ser humano: la de la poesía. Jorge Luis Borges se percató de ello con su agudeza habitual: "Imaginemos que un poeta dice que la belleza es inexplicable, no habría dicho nada, pero si ese poeta, que sería el gran poeta alemán Angelus Silesius dice 'Die Rose ist ohne warum', ya está creando poesía". El poeta surge como cultivador de grietas. El que es capaz - como dice bellamente Roberto Juarroz- de...

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