Los rostros imborrables de la tragedia del sur

A un mes del terremoto que, en las primeras horas del 7 de enero de 2020, despertó a Puerto Rico, la isla, y su gente, tratan a duras penas de avanzar.Pero es un avance, en el mejor de los casos, a medias. El tema de las ayudas de los gobiernos de Puerto Rico y Estados Unidos a los afectados apenas arranca.La mayoría de las escuelas públicas no ha vuelto a abrir. Demasiados afectados, cansados de la espera por la ayuda o por la normalidad, se han ido buscando un mejor futuro en Estados Unidos.Pero, más allá de eso, a un nivel incluso más profundo, quedan las heridas todavía abiertas, las grietas en el alma o en el ánimo si se quiere -que dejó aquella terrible madrugada en que la tierra se sacudió-, en miles y miles de residentes de la zona sur de la isla.Están los incontables que no han podido volver a sus casas por el simple y brutal miedo de que se les caiga el techo encima, que ven una grieta donde antes no la había y que viven con un indecible miedo a su...

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