Sábanas

Orlando Alberto Jesús Vélez

Y así, como Guillermo Dávila por su casa, se adentró, posiblemente se preparó un sandwichito, quien sabe si vio algún "reality show" en televisión, y finalmente, tras dar una merecida vueltita en un vehículo oficial, también en desuso al momento, se acostó cual rey en la cama de la habitación principal de la casa de la rectora de la UPR.

El delito que cometió este muchacho está claro. Se metió a una casa que no es la de él a dormir y a utilizarla. Por otro lado, lo que hizo este chamaco nadie puede considerarlo como una amenaza o como algo que conlleve un riesgo para nada o nadie, excepto claro está, el tanque de gasolina del auto y la cuenta de luz de la rectora. Que seguramente pagamos nosotros.

Qué es peor, ocupar una casa vacía porque no tienes donde dormir, o mantener un espacio cerrado...

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