La sabiduría de las fracturas

Por Ana Teresa Toro

ana.toro@elnuevodia.com

No se trata de juegos de palabras con los que la filosofía ha tratado muchas veces, sino de pensar en que muchos elementos de nuestra identidad colectiva e individual se cimentan en cómo armamos la memoria del nosotros y del yo. ¿Soy lo que recuerdo, lo que he vivido, lo que aprendí? ¿O soy mi resistencia a todo ello? Las respuestas a estas preguntas han de ser igual de ambiguas que las anteriores, pero lo saludable es no parar de preguntárselo. La invitación más reciente a ello en la plástica puertorriqueña nos llega de la mano del artista Víctor Vázquez, quien a principios de febrero presentó la exhibición No vamos a llegar, pero vamos a ir en el Museo del Antiguo Arsenal de la Marina Española, en La Puntilla en el Viejo San Juan.

Esta, su vigesimoquinta exposición individual, presenta una serie de obras en formato variado, pero de corte totalmente contemporáneo (instalaciones, fotografías, objetos intervenidos) a través de las cuales presenta algo así como una mirada física, arquitectónica y corporal a las muchas capas de memoria que acumulamos como sociedad y como personas privadas. En las capas sobre capas de nuestros recuerdos personales está la capa sobre capa de la memoria colectiva.

El pie forzado para esta reflexión, vinculada al tema de la identidad tan presente en su obra, fue un edificio abandonado en el Viejo San Juan. Así las cosas, durante alrededor de dos años, Vázquez se mantuvo visitando la estructura del siglo XVII, tomando fotografías (su modo de hacer bocetos), interviniendo el espacio con elementos y generando diálogos en las ruinas que le permiten hacer un comentario plástico sobre la ciudad, la estructura como un cuerpo y la ruina como reflejo del deterioro social, entre otras metáforas posibles.

"Era como una meditación entrar al lugar. Los objetos que había allí me proveían la materia prima para empezar a soñar con lo que quiero decir, para resignificar el espacio", comenta el artista mientras realizamos un recorrido por la exposición.

"Básicamente, reconstruí el edificio aquí", explica Vázquez mientras vamos viendo cómo en una sala podemos apreciar una contundente pila de ladrillos, cada uno identificado y codificado com un número, como un archivo histórico vivo y lleno de fisuras.

"Lo contemporáneo es una fractura: construimos y deconstruimos lo que nos pertenece, lo impuesto; lo que somos es una huella sobre una huella... Hay una dicotomía entre la realidad, entre lo...

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