Los sabores de la calle

Especial El Nuevo Día

Carritos, carpas, chinchorros o puestos de pinchos: hasta el comensal más refinado tiene un lugar predilecto de comida callejera. Parecería que cada cual tiene un sitio de tripletas o empanadillas que considera una joya escondida (o un 'guilty pleasure').

Santurce, con su gran mezcla de alta cocina, fondas criollas y negocios de comida aún más informales, es un buen lugar para probar delicias urbanas con un giro creativo. Después de todo, este es un sector donde conviven restaurantes cinco estrellas con carritos de comida cuya oferta diferente los convierte en bistros sobre ruedas, a una fracción del precio.

¿Hamburgers rellenos de prosciutto y queso de cabra? ¿Empanadillas rellenas de morcilla? ¿Mallorcas de pernil fresco? Esto y mucho más se puede ordenar "calle" en una ruta gastronómica al aire libre.

The Burger Factory es el nombre oficial del negocio ubicado en una esquina de la calle Las Palmas, frente a la miramareña Galería Petrus. Para la mayoría de los clientes, sin embargo, se trata del puesto de "la bolita blanca", por la curiosa estructura que alberga la pequeña cocina.

Las dos socias que manejan el lugar, Glenda Sánchez y Dafne Osorio, han creado un concepto que combina la informalidad de un carrito con una oferta gourmet. Los hamburgers rellenos de hasta 11 ingredientes distintos se han convertido en un secreto a voces en el área.

Escuchar a Glenda listar los ingredientes podría hacer agua la boca más dura, aunque puede que no sea apta para casos cardiacos: "se rellena con longaniza, chorizo, prosciutto, pepperoni, 'bacon', amarillos, setas, pimientos, 'sun dried tomatoes' y chiles jalapeños y habaneros". La experiencia se completa con pan artesanal y una gran variedad de quesos.

"Aquí no hay jefe", dice Glenda, que se ocupa de las relaciones públicas. "El jefe es el cliente. Él determina cuánto va a valer su hamburger, son cientos de opciones diferentes".

Para Dafne, la que se dedica a la cocina, el secreto está en la frescura de la carne, que se prepara siempre frente al cliente. Las socias vienen de trasfondos muy distintos: mientras que Glenda se dedicaba al mercadeo, Dafne era decoradora de interiores. Con su idiosincrática fórmula de hamburguesas han logrado reinventarse.

En el proceso han conectado con una clientela fiel. Durante la entrevista con Glenda, uno de los comensales se acercó para asegurar que "esta gente es buena de verdad". A tal grado ha llegado la conexión, que muchas de las...

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