De lo sacro a lo terrenal

España

Por Rafael Vega Curry

Cuando el rey navarro Sancho Abarca levantó un castillo en la colina más alta de la comarca, probablemente en el año ya mencionado, buscaba proteger sus dominios de los ataques de moros y castellanos. No hay manera de saber si por su mente pasó la idea de dejar un legado a la humanidad.

Pero el hecho es que más de mil años después, en el comienzo de un nuevo siglo, la villa que se formó alrededor del castillo del rey Sancho sigue en pie y es precisamente eso, un testimonio viviente de la era medieval, un lugar auténtico pero que por momentos parece formar parte de un encantamiento. Sus habitantes aún se dedican a su oficio de siglos, el oficio que le ha dado fama mundial a la Rioja: la producción de vino.

Localizada a solo hora y media de Bilbao, Laguardia y sus alrededores es una de las más apasionantes visitas que pueden realizarse como parte de las excursiones disponibles desde la capital de la provincia de Vizcaya.

Se diría que un aire distinto se respira una vez se cruza una de las cinco puertas que dan entrada a esta antigua villa. Las calles estrechas, los edificios construidos en piedra caliza, los primorosos balcones, los faroles, la luz un poco más tenue abonan a esa sensación de estar viajando en el tiempo.

La pequeña plaza mayor, delimitada por el edificio de arcos que alberga el Ayuntamiento, extiende ese encanto, que la tienda de suvenires ubicada enfrente no llega a romper del todo.

Como en todas partes, algunas calles tienen más vida que otras. Subiendo por la Mayor, que conduce hasta la iglesia de Santa María de los Reyes, impresionan las puertas de madera maciza de sus casas, restaurantes y pequeños hoteles, que hacen recordar el carácter de fortaleza militar que antaño definió a Laguardia. Llama también la atención el cuidado aspecto del pueblo.

Ya en la iglesia, de estilo gótico-renacentista, hay que ver el impresionante pórtico policromado que alberga en su interior. No es solo una obra de arte; es un monumento a la dedicación y al tesón que debieron tener los artesanos que la labraron en piedra en el siglo XIV, con una profusión de imágenes de vírgenes, apóstoles, profetas, reyes y ángeles, así como motivos vegetales y escenas de la Biblia.

Asombra, sobre todo, la atención al detalle y la naturalidad con que han sido talladas las figuras humanas, sobre todo la Virgen de los Reyes que preside el pórtico. La policromía que adorna toda la escena, perfectamente conservada, fue agregada en el...

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