'Soy un salsero natural'

POR ROSALINA MARRERO-RODRÍGUEZ

rosalina.marrero@gfrmedia.com

Fotos en blanco y negro y a color, recortes de periódicos, discos, vestuario e instrumentos musicales que marcaron distintas etapas en la vida artística de la voz de Inovidable se cruzan en el día a día del cantante Gilberto Santa Rosa, uno de sus modernos admiradores y propietario de la famosa casa, inspirada en la arquitectura japonesa, que ubica en Ocean Park.

La residencia de dos niveles es el centro de trabajo de "El Caballero de la Salsa". Pero cuando se criaba era una de las atracciones que visitaba con su familia.

"Nosotros vivíamos en Country Club y los domingos nos traían a pasear a San Juan; veníamos por toda la costa y pasábamos por esta avenida McCleary y no solamente era la casa de Tito Rodríguez, sino que era de estilo japonés y era un evento. Y recuerdo que tenía 11 años y le dije a mi mamá: 'Cuando sea grande te voy a comprar esa casa', porque a mi mamá le encantaba la casa y le encantaba la música de Tito", recuerda el hijo de Ana María Cortés, fallecida en el 2008.

¿Entonces esta casa era una meta?

Y la tomaba y la soltaba, porque en el proceso de comprarla vine aquí un montón de veces; hablaba con don José, que era el dueño, y pa'tras y pa'lante, hasta que por fin compramos la casa. Y tengo la satisfacción que yo firmé el contrato de compraventa y salí del restaurante que tenía don José para el aeropuerto, o sea, que quienes primero entraron a esta casa fueron mi papá y mi mamá.

¿Cuál es tu idea de futuro con la casa?

La primera planta es de Tito Rodríguez, aquí tenemos un minimuseo, la segunda planta es mía. No tengo intenciones de hacerlo comercialmente, porque no tengo las facilidades de recibir mucho público. Sí, con los amigos coleccionistas, amantes de la época de Tito y la gente que conocieron a Tito; muchas veces me han dado piezas para que las ponga aquí. Recientemente Joe Quijano, que es otra de las figuras de la época, me obsequió unos instrumentos de él, para que abra otro espacio con sus cosas y de algunos otros cantantes amigos, que admiro mucho, y esto me llena a mí en lo personal.

Tito Rodríguez es tu modelo en una tarima, de esa figura elegante, porque eres muy presumido con tu imagen...

Pienso que era una época en la que la puesta en escena era muy importante, no importaba si fuera un grupo en un club, en un salón de baile o en un estadio o en una sala de conciertos, y creo que los músicos tenían esa idea de vestirse lo mejor posible, y era parte de mostrar un respeto a la gente. Y hablamos de Tito, pero hay muchos más. Recuerdo cuando venía Marco Antonio Muñiz a Puerto Rico; yo no podía ir a verlo, pero lo veía en la televisión tan elegante y siempre bien puesto, y traté de seguir esa línea y me gusta, porque nosotros los feos no podemos ofender dos veces. Si tú eres feo, arréglate, ponte lo mejor que puedas, para que la gente diga que el tipo bonito no es, pero está bien puestecito.

¿El momento más trascendental o dramático de tu carrera fue cuando te separaste de tu orquesta?

Fue bien...

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