Salto a la vida real

Especial El Nuevo Día

A pesar de que pierde creatividad en sus últimos tres minutos, la comedia romántica "Ruby Sparks" evade esta trampa y logra sacarle provecho, cómico y dramático, a su evento mágico central.

El mismo le sucede a Calvin Weir (Paul Dano), un joven que tuvo mucho éxito como escritor antes de terminar su adolescencia y ahora vive paralizado bajo la sombra de su éxito sin poder escribir su segundo libro.

La trama del filme inicia con el protagonista teniendo sesiones de terapia psicológica. No queda completamente claro si Calvin las inició por el desaire del final de su primer romance importante o por la presión que siente al no poder escribir.

Independientemente, el doctor Rothensal (Elliot Gould) le asigna escribir un pequeño ensayo que describa la chica de sus sueños. Esto desata un bloqueo literario del protagonista, quien escribe sobre su chica ideal, a quien bautiza Ruby Sparks, con tanta pasión que esta literalmente brinca del mundo de la ficción y se materializa en la vida de Calvin como su nueva novia.

Gran parte de la comedia de esta cinta es cómo el guión de Zoe Kazan, quien también interpreta a Ruby, se rehúsa a dar alguna explicación de cómo sucedió esto y se concentra en lo absurdo que es la posibilidad de literalmente poder controlar a tu pareja y alterar su comportamiento de cualquier forma. Con solo escribirlo, Calvin puede hacer que Ruby hable francés, sepa cocinar comidas exóticas o decida convenientemente hacer silencio mientras él trabaja. Esto permite que la primera parte del libreto tenga el ritmo cómico que caracteriza un sitcom, pero afortunadamente las ambiciones de Kazan como guionista llevan la historia a un lugar mucho más complicado y emotivo.

Al principio de la relación, Calvin está...

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