La salud y el lucro se fueron al campo un día

Por Benjamín Torres Gotay

btorres@elnuevodia.com

No podía ser de otra manera.

Lo que Rosselló hizo en aquel momento fue algo que probablemente ningún gobierno sensato ha hecho jamás en la historia de la humanidad: comprarle un seguro médico privado a cada indigente, en nuestro caso, a más de una tercera parte de la población.

El fin que se perseguía nadie puede negar que es legítimo: intentar garantizarle acceso igual a la salud a toda la población, sea cual fuere su situación económica. Pero la manera en que se eligió hacerlo todos sabían, aunque pocos osaron advertirlo, que estaba desvinculada de nuestra realidad.

Los seguros médicos son tremendamente costosos, como sabe todo asalariado con plan de salud privado al que se le saca una buena tajada de su cheque cada quincena para costearlo. Nuestro gobierno ni estuvo entonces, ni mucho menos ahora, en condiciones de soportar esa carga.

En el 1994, se confiaron nuestras bienaventuranzas a la reforma de salud que impulsaba el entonces presidente estadounidense Bill Clinton, la cual no llegó ni a primera base. Ahora, el gobierno de Luis Fortuño se las confió a la que impulsó Barack Obama y aunque ésta sí tuvo éxito nuestras cuitas siguen siendo las mismas de siempre: pacientes quejándose de falta de servicios, médicos de que el dinero no da y aseguradoras privadas con la suerte de ambos enredadas en los dedos.

El que tenga ojos para ver puede, si se atreve, ver las cosas como son: el problema fundamental, la raíz de todo este enredo, tanto en el 1994 como ahora, es que este sistema incluye el lucro como parte de la ecuación de la salud.

En Puerto Rico, y en algunos otros países, empezando por Estados Unidos, se ha dejado que la salud, como la venta de piraguas o los cortes de cabello, esté sujeta a las leyes del mercado. Parecería lógico que la salud, el más fundamental de los derechos humanos después de la vida, debería correr otra suerte.

La salud y el lucro, como ha quedado demostrado hasta la saciedad en la historia de la humanidad, son del todo incompatibles. Curarse cuesta demasiado dinero, especialmente si uno no se ha cuidado bien, como es el caso entre nosotros. Nadie, salvo los gobiernos cuando de verdad toman en serio su rol de proteger a quien los elige, está dispuesto a tirarse ese tostón encima por motivaciones altruistas.

Por eso es que...

Para continuar leyendo

Solicita tu prueba

VLEX utiliza cookies de inicio de sesión para aportarte una mejor experiencia de navegación. Si haces click en 'Aceptar' o continúas navegando por esta web consideramos que aceptas nuestra política de cookies. ACEPTAR