Salva cada día a los que nadie quiere ver

FILADELFIA, Pensilvania- En el epicentro de la epidemia estadounidense de fentanilo, en la localidad de Kensington, la boricua Rosalind "Roz" Pichardo ha sido una auténtica salvavidas.Pichardo, de padre dominicano y madre puertorriqueña, dirige la organización "Save Our City", con la cual -tras atravesar por duras experiencias familiares-, comenzó combatiendo la violencia y en los últimos años se ha dedicado a dar la mano en el grave problema de adicción a drogas, principalmente opioides sintéticos, en las calles de Kensington, vecindario ubicado en el noreste de Filadelfia, donde ubica el barrio boricua.La activista comunitaria, quien perdió a su hermano a causa de la violencia y a su hermana gemela idéntica por suicidio, anda en una misión cargando su mochila con el antídoto Narcan, el espray nasal con naloxona que permite revertir una sobredosis del fentanilo y el cual Pichardo reparte por el vecindario.El fentanilo ya causa más de 100,000 muertes anuales, según el gobierno federal. Kensington suele ser invocado por políticos como un lugar de escenas dantescas o sacadas de una película de zombis.Es en ese escenario que se mueve Pichardo."Empecé brindando alimentos desde mi minivan y nunca me fui", dijo Pichardo en una entrevista en las cercanías de la zona en que prácticamente acampan las personas adictas a los opioides.Desde 2018, ha logrado revivir a más de 2,000 adictos. Los primeros casos los tiene apuntados sobre una biblia."Comencé a dar comida a la gente desde mi minivan. Mientras la repartía me encontraba con personas sufriendo una sobredosis y no sabía qué hacer… no respondían, se ponían azules. Aprendí a revertir la droga y ahora lo hago todo el tiempo. Han sido ya 2,096 personas, muchas personas. Y algunos han sido mis familiares, sin saber que me iba a encontrar con ellos", dijo Pichardo cuando El Nuevo Día la entrevistó hace dos semanas.Su trabajo fue destacado en el documental "Hello Sunshine", en el que se refleja el respeto y compasión de Pichardo por los adictos a drogas.El problema de adicción está particularmente marcado en una sección de Kensington, fuera del centro del barrio puertorriqueño, que se ha convertido en un centro de reunión para personas que sufren el horror de la drogadicción, algunas con sus cuerpos torcidos, y se aglomeran principalmente alrededor de una estación del tren que está arropada por la basura.La intersección de las avenidas Kensington y Allegheny puede ser el escenario más desolador, aunque...

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