La sanación de la mujer "es colectiva"

De una de las paredes cuelgan un pañuelo verde y una pancarta que lee: "Mi cuerpo, mi decisión". Al frente, un cuadro indica "Ni una menos". Y, justo al lado, hay una ilustración de Mercedes Rodríguez y Mary Anne Maldonado, fundadoras de la Casa Protegida Julia de Burgos.
Así luce la oficina de Lenna Ramírez Cintrón, quien a los 27 años asumió la dirección ejecutiva de la organización que, en 1979, estableció el primer albergue para víctimas de violencia doméstica en Puerto Rico.
El acogedor espacio da cuenta de la lucha que, por más de cuatro décadas, Casa Julia ha dado, no solo para garantizar la vida de las mujeres, sino también con el objetivo de que obtengan bienestar, libertad y acceso a los derechos humanos, una misión con la que la psicóloga de profesión está comprometida.
"Casa Julia es mucho más que una organización que brinda servicios, es una organización que también ha aportado desde brindar estadísticas, desde la militancia, desde la defensoría de los derechos de las mujeres. Diez años luego de que se fundó Casa Julia, se creó la Ley 54 gracias a ese trabajo de nuestras fundadoras y de dar visibilidad a las problemáticas de violencia de género en nuestro país. Me siento superhonrada de ocupar esta posición", dijo Ramírez Cintrón, quien se desempeña como directora, en propiedad, desde octubre de 2023.
La joven comenzó su carrera profesional en Casa Julia tras culminar su maestría en psicología social en Barcelona, España, una experiencia que le dio una perspectiva amplia de entender que "cada una de nuestras problemáticas se vive diferente cuando tu experiencia es de ser mujer".
Aunque sabía que quería trabajar con mujeres, no pensaba que lo haría directamente con víctimas de violencia machista, pues ella misma es sobreviviente de una relación de violencia, principalmente psicológica, que duró seis años, desde su adolescencia hasta su adultez temprana.
"Siempre pensé que no podía ser yo quien acompañara a otras mujeres. Pero esa ha sido una de las lecciones más bonitas, que no hay nada como una mujer para acompañar a otras mujeres. Dentro de nuestra diversidad, podemos también encontrar muchas experiencias similares", expresó, al afirmar que la "sanación es colectiva".
Sanar las experiencias de violencia que atravesó ha sido un proceso extenso, pero entiende que le da "sensibilidad y esperanza" para realizar su trabajo, pues reconoce que "hay mucho dolor en este espacio, pero también hay mucha esperanza, porque vemos las transformaciones".
"Siempre...

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