SECRETOS DE LA CONSERVACIÓN

Por Tatiana Pérez Rivera

tperez@elnuevodia.com

"La primera tiene que ver con los barnices", sostiene José Luis Díez García, jefe de Conservación de Pintura del siglo XIX en el Museo Nacional del Prado en España.

"A partir de los pintores franceses, aunque en España se hace continuamente, los barnices que se aplican a los cuadros son coloreados. Completan las sombras, las transparencias, el modelado de las carnaciones y, sobre todo, se usan para hacer los sombreados. Por ejemplo, para hacer las sombras de una arquitectura se hace un restregado con un barniz marrón", explica en torno al barniz que igual pinta, ilumina o protege un lienzo.

Esta práctica puede provocar dudas en el restaurador más experimentado.

"Ocurre que cuando cae en manos de un buen restaurador, acostumbrado al Renacimiento del siglo XVII, puede entender que el barniz está sucio y si lo quita se lleva parte de la pintura", expone Díez, que además es miembro de la Real Academia de la Historia.

El especialista, que recientemente visitó el Museo de Arte de Ponce para dictar la charla "Reyes coleccionistas, El origen de un legado universal", celebrada con motivo de la exhibición "Del Greco a Goya, obras maestras del Museo del Prado", señaló que la llegada en el siglo XIX de los colores industriales supusieron además otro vuelco en el modo de hacer las cosas en los talleres.

"Hasta entonces los colores eran a mortero, con polvo y aceite", indica en torno a la combinación de tierras de colores para alcanzar el tono deseado que trabajaban los moledores en su mesa repleta de morteros.

"Era una ciencia conseguir las mezclas exactas. Algunos pintores lograban una sutileza exquisita con el color y hay que pensar que cada uno tenía su moledor y lograba colores que pensaban imposibles. El moledor era un oficio fundamental, porque no solo conseguía el tono sino que debía ser perdurable en el tiempo", explica Díez como viajando en el tiempo.

El especialista indica que los azules "de calidad" requerían de elaboración con lapislázuli, "una piedra carísima que ya desde la pintura flamenca del siglo XV era apreciada".

"Si observas una pintura de Fra Angélico, por ejemplo, los dorados en los fondos y los azules en los carromatos de la Virgen tenían ambos componentes. Los azules malos acaban descomponiéndose, mira los medievales...

Para continuar leyendo

Solicita tu prueba

VLEX utiliza cookies de inicio de sesión para aportarte una mejor experiencia de navegación. Si haces click en 'Aceptar' o continúas navegando por esta web consideramos que aceptas nuestra política de cookies. ACEPTAR