'Seguimos construyendo para una población que no existe'

El director estatal de la Asociación Americana de Personas Retiradas (AARP, en inglés), José Acarón, señaló que en Puerto Rico las unidades de vivienda que se diseñan no están pensadas para atender las necesidades de adultos mayores, el segmento de la población de mayor crecimiento.Sustituir las bañeras por duchas, cambiar las perillas redondas por palancas, instalar una estufa con los comandos al frente, puertas anchas, gabinetes bajos, entre otros elementos, son algunas de las modificaciones que se consideran en los modelos de construcción inclusiva o universal, indicó el director de AARP.El modelo de construcción de viviendas en la isla se ha mantenido igual por los pasados 50 años, que, aunque ideal para personas que rondan los 35 años, no considera el segmento poblacional más amplio del país que se sobrepasa los 65 años, dijo Acarón."Seguimos construyendo para una población que no existe", señaló el líder ciudadano en entrevista con El Nuevo Día. "Aquí la construcción es el modelo de casa de urbanización de tres cuartos, dos baños y marquesina. No sé para quién, porque ya no hay familias grandes".El representante estatal de los retirados, definió el tipo de construcción inclusiva o universal como aquella que atiende las necesidades no solo de los adultos mayores, sino también de personas con algún tipo de diversidad funcional.Alrededor del 30% de la población tiene 60 años o más, detalló Acarón y añadió que ese grupo poblacional "va a seguir envejeciendo".De acuerdo con Acarón, el implementar modelos de desarrollo inclusivo o universales no acarrea un costo adicional al tipo de construcción tradicional, incluso mencionó que pudiera añadirle valor a la propiedad y atender un nicho de alta demanda."¿Qué valor (costo) le puede añadir el hacer una puerta más ancha? No cuesta, lo que pasa es que estamos acostumbrados a un modelo y a los constructores les encanta hacer lo mismo", dijo Acarón.La falta de unidades de vivienda cónsonas con las necesidades de una población adulta mayor o con diversidad funcional se suma al reto que encaran familias jóvenes para comprar una vivienda en Puerto Rico.La semana pasada, El Nuevo Día reseñó que unas 60,000 familias en la isla interesan alquilar o comprar un hogar, pero sus bajos ingresos no se lo permiten mientras las unidades disponibles continúan subiendo de precio.Piden acción a Vivienda y la Junta de PlanificaciónDe acuerdo con el director de AARP-PR, por los pasados años, la organización ha...

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