De segunda clase

MARIANA IRIARTE

ABOGADA

En una decisión dividida de 5 a 4, el Tribunal Supremo resolvió que, en el marco de una relación homosexual, una de los integrantes de la pareja no puede adoptar el hijo del otro sin que se rompa el vínculo jurídico con el padre o madre biológico. En arroz y habichuelas: un menor no puede tener dos madres o dos padres. Eso, independientemente de que ésa sea su familia desde el momento de su nacimiento, de que sea feliz, de que se críe en un hogar ejemplar o de que tenga un funcionamiento intelectual superior al promedio.

Así, a partir del 20 de febrero, hay unos niños y unas niñas que importan menos. Niños que no tienen derecho a ser parte del plan médico de uno de sus padres, que tampoco son reconocidos como les corresponde en materia de herencia; que no pueden acceder a seguro social o a beneficios marginales de quien, de hecho, es su madre o es su padre. Esos niños que hoy se tratan como de segunda son los nacidos dentro de una relación homosexual.

Quien tenga un mínimo sentido de justicia deberá, por lo menos, intuir que esto no es justo. Que la orientación sexual no puede ni debe ser una clasificación válida en nuestro...

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