La segunda planta

EDGARDO RODRÍGUEZ JULIÁ

ESCRITOR

Porque la pregunta sería: ¿qué pasó con esa gente que pensaba habitar la segunda planta del colmado? ¿A dónde se fueron? Seguramente se embarcaron para los niuyores y por allá se quedaron. Sus nietos se comunican en Spanglish, Jeff y Carol viven entre Connecticut y New Mexico. La segunda planta, la vivienda ausente, debe ser metáfora de algo, ¿no? En los años cincuenta éramos simulacro de país; hoy por hoy somos simulacro de planta farmacéutica o estado federado, escojan ustedes la utopía. Mientras los abogados de siempre configuran la constitución de la constitucional que no es constituyente, habitamos esa tierra de nadie que como sufridos llamamos diáspora y como palesianos llamamos quimbambas. Nuestro centro es algún sitio entre Wallingford, el Bronx y la barriada Jurutungo; en todos estos lugares consumimos mucho de todo, esquivamos balas y les metemos foete a nuestras mujeres.

Hoy en día hay más puertorriqueños allá que acá. En los años cincuenta parte de mi familia clasemedianera se mudó al Norte. Era gente que prefería identificarse más como Spanish que como Spiks. De todos modos, a algunos de ellos se los tragó la selva del Norte. Jamás volvimos a saber de ellos, sus fotos permanecían en el álbum familiar y lucían tan irremediables en su distancia como la muerte. Hoy por hoy la mudanza entre el "uptown" y el "downtown", la primera y la segunda planta, es más evidente, y hasta jaquetona. Casi todos los puertorriqueños estamos orgullosos de serlo, justo es decirlo. El Spanglish ya no nos abochorna, es parte de nuestro orgullo étnico, boricua, somos gente Jet Blue. Y ese mogollón lingüístico, a mitad de camino entre Jersey City y Villa Palmeras, lo escuché por primera vez en los labios de una cubana de Tampa que se casó con un primo de mi madre. Merecía la perplejidad y la curiosidad de todos nosotros, aquella cubana estentórea y con el trasero de María Victoria.

Se llama "federalización", o gobierno por Sindicatura Federal. Como nunca llegamos a construir la segunda planta, y estamos en la bancarrota, la burocracia...

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