Un segundo aire

Por Liz Sandra Santiago

lsrivera@elnuevodia.com

Por otra parte, Francisco, con 54 años, tiene tres hijos adultos y trabaja en una fábrica en el sur de la Isla. De vez en cuando le pide prestada una camisa a su hijo mayor y utiliza el 'gel' del menor para hacerse un peinado diferente. Él tampoco le teme a la vejez, lo que no quiere es "quedarse atrás en su físico y en su forma de pensar". Por eso, hace unos meses comenzó a ir junto a su esposa Amalia a la pista del pueblo y camina por espacio de una hora.

En un viaje al área metropolitana visitó una reconocida librería donde adquirió varias revistas y libros de autoayuda y nueva era.

Mientras, Amalia ha aprovechado ese deseo de Francisco de revitalizarse y lo ha llevado a su esteticista para que le realice un facial y ella misma le hace una manicura sencilla en la casa.

Esta actitud de Manuel y de Francisco no responde a una conducta de negación de la edad, sino a una actitud de renovación y de un deseo por refrescar su imagen, dejando a un lado esa idea preconcebida de que las personas tienen que entregarse al descuido cuando comienzan a notar las señales del envejecimiento.

El psicólogo y especialista en el área de la comprensión, Ángel Cintrón Opio, señala que en los últimos cuatro o cinco años ha notado una disposición del hombre a remozarse a medida que va entrando en una edad mayor.

"Es agregar esos elementos, conductas, actitudes, maneras de pensar modernas. No estamos hablando necesariamente de cirugías plásticas, de estar vestidos como adolescentes, ni del hombre que quiere parecerse al chico de las revistas. Sino del hombre maduro consciente de que no tiene porqué descuidar su aspecto físico, porque a pesar de la edad que la persona pueda tener debe verse lo mejor posible por gusto propio, por autovalidación y para gozar de un espíritu joven, lleno de alegría", explica.

El psicólogo menciona que la tendencia del hombre metrosexual que llegó hace cerca de cinco años y se fue creó una especie de apertura para que el hombre se sienta más relajado a la hora de mejorar su apariencia física.

"Esa tendencia llevó al hombre a ver que personas a quienes consideraba serias podían sacarse las cejas y afeitarse las piernas y atreverse a hacerlo ellos. El remozarse lleva al hombre a liberarse de la conducta que se esperaba de ellos, del poder que esa expectativa tiene. Es un proceso en el que simultáneamente ocurren muchas cosas, no sólo lo físico. El que se remoza cambia muchas cosas, entre...

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