Mucho más que un servidor público

Por Sandra Caquías Cruz

scaquias@elnuevodia.com

El exsuperintendente de la Policía murió el domingo -a los 69 años de edad- a causa de un infarto cardiaco. Los amigos de infancia destacaron ayer sus cualidades humanas y recordaron a aquel joven flaco y trigueño que se vistió una vez de Rey Mago y desfiló un 6 de enero para celebrar la Epifanía.

"Era una persona muy querida, humilde, sencilla y familiar. Tremendo ser humano. Estuvo en la NASA, en el FBI, fue superintendente, pero con nosotros nunca cambió", dijo Margarita Salichs.

El exsuperintendente de la Policía nació y se crió en la urbanización La Rambla, en Ponce, pero su afecto y estrecha amistad con un grupo de juanadinos obedece, en parte, a que su mamá, Gladys Dávila, es juanadina.

Doña Gladys vive en el área de San Juan junto a su hija Vanessa, única hermana del exsuperintendente. El padre de Toledo Dávila, también de nombre Pedro, era oriundo de Villalba.

Toledo Dávila, quien nació un 6 de noviembre de 1943, acostumbraba de pequeño visitar a sus tías maternas que vivían en Juana Díaz. Allí conoció a un grupo de niños que eran de su misma edad y con los que desarrolló una estrecha amistad.

Aunque Toledo Dávila estudiaba en el Colegio Ponceño de Varones en Ponce, era común que los fines de semanas viajara a Juana Díaz y pernoctara en casa de sus amigos.

"Él venía todos los fines de semana, compartíamos cumpleaños, todas las épocas bonitas estábamos juntos", recordó Salichs.

Era una tradición que el exsuperintendente participara en la Fiesta de Reyes de Juana Díaz. Así lo hizo el pasado año, pero no llegó al área de la actividad. Se alojó en casa de Nina M. Torres Zayas, una de sus amigas de infancia.

"Era...

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