Sexualidad y ambición

Por Juanma Fernández-París

Especial El Nuevo Día

En "Crash" esto resultó en un filme remoto con secuencias visuales audaces y destinadas a generar controversia. Su filme más reciente retiene ese ojo clínico y remoto, pero considerando que las figuras centrales son Sigmund Freud y Carl Jung, el resultado final tiene la agilidad fílmica del glaciar que chocó contra el "Titanic".

Si la cinta es evidencia de algo es del talento indiscutible de sus actores principales: Viggo Mortensen como Freud, Michael Fassbender como Jung y Kiera Knigthtley como la paciente que ayudó a convertir su relación en una dinámica combativa; y de que el nacimiento del psicoanálisis tiene el peso dramático de una venta de garaje.

Tanto Cronenberg como el guionista Christopher Hampton ("Dangerous Liasons, "Cheri") se esfuerzan por ilustrar que las conversaciones entre estos dos hombres son trascendentales. Sin embargo, este hecho no impide que la cinta se quede en un marasmo emocional ambivalente que usualmente se asocia con filmes de época que tienen "Masterpiece Theater" al comienzo de su título.

Mientras que Mortentensen se divierte mucho mostrando la inflexibilidad de Freud y Fassbender redefine lo que es sutileza actoral explorando las...

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