Shhhh

Huáscar Robles Carrasquillo

Recuerdo así las vigilias silentes. Allí en el crepúsculo, miles marchan sin decir una palabra. La luz de las velas parpadean y dibujan monstruos sobre la cara. Ante la falta de discurso, quienes observan comentan. ¿Qué se traman esos impetuosos? El silencio siempre otorga.

Debe ser un panorama similar al paro de los profesores y alumnos de la UPR. Supongo que al pasearse por el recinto vacío, se respiraba un gran miedo. No habían palabras; sólo interpretaciones, y en ese dulce eco de la conciencia se empiezan a destrozar las diatribas de le brutalidad. Caen sobre la Junta, sobre Ygrí, sobre la violencia institucionalizada, trocitos de cristal sobre la frente.

Es que no hay más que hablar. Todo lo que amerita semántica ya se ha dicho.

Por otro lado, hay otros que acallan. No es esta una protesta sigilosa sino una mordaza a la cordura. No entiendo cómo el juez Fusté estima amordazar a toda una población de peritos. Y cómo pretende censurar la crítica a procesos judiciales en la reyerta...

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