Shhhhh

Yara Liceaga

Cuando ocurre un crimen o una injusticia, ¿desde qué punto nos posicionamos, si somos testigos? Siempre seremos primos, tíos, hermanos, amigos, vecinos de algún implicado. O lo conocemos de alguna anécdota, o de lejitos. Siempre tenemos el fantasma de la duda de si ellos nos conocen a nosotros. La absurda sensación de estar en su mira.

Si se busca a uno y se llevan a muchos enredados en la trama del plomo y sus escenarios de sangre, ¿cómo se pretende que alguien "abra el pico" y "cante"? Alguien es poca gente. Ese montón de personas traumatizadas por la experiencia de la participación involuntaria en un juego del que no toman parte sino en el papel de víctimas, ¿puede acaso atraer a su estado mental el hecho de poner en evidencia a los implicados, sabiendo que con ello pueden borrar del mapa a uno, dos o a todos los miembros de su familia? ¿De su comunidad?

Porque así es que se "bate el cobre" en el archipiélago. La vista larga es...

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