'Ha sido un calvario'

Por Israel Rodríguez Sánchez

israel.rodriguez@elnuevodia.com

Esa fue una de las cosas que pasó por la mente de Rossana López León, el día después de dejar la jefatura de la Procuraduría de las Personas de Edad Avanzada, tras un sorpresivo operativo gubernamental que la sacó de la posición que ocupó por casi 11 años.

No se trató de una locura ni de una reacción inesperada por el "atropello" que ella asegura vivió en los pasados días. López León reveló que está encantada con las clases de bomba que comenzó hace cerca de año y medio en Piñones.

La experiencia ha sido tal que afirma que ha descubierto un "espectro nuevo" en su vida. "El grupo es bien heterogéneo, de diferentes edades. Cuando yo estoy bailando bomba, yo no soy la procuradora. Yo soy Rossana y ellos me han hecho sentir así", dijo López León sobre su experiencia mientras era procuradora y tomaba las clases.

En una ocasión, una señora la vio bailando y se le acercó para preguntarle si era ella y por qué bailaba bomba. López León le contestó simplemente que le gustaba. A través de la bomba, ella asegura que ha entendido muchos aspectos de la historia de la Puerto Rico y de nuestra cultura.

De la bomba, también le gusta el respeto por las personas de la tercera edad porque, cuando los viejos bailan, los jóvenes no lo hacen. "Le dan ese sitial y esa importancia a la edad y yo creo que eso nos falta mantenerlo en nuestro país", expresó López León.

Nacida en San Juan hace 42 años, pero criada en Cayey, López León ha dedicado más de la mitad de su vida a la población de la tercera edad. Estudió su escuela elemental en el Colegio La Merced, en Cayey, y luego recibió una beca para continuar estudios en el Colegio San José, en Caguas.

Contó que antes de entrar a la universidad participó de un programa de la Iglesia Católica, conocido como "Verano misionero", que marcó lo que ha sido su trayectoria a favor de los viejos.

Una vez ingresó al Colegio Universitario de Cayey de la Universidad de Puerto Rico (UPR) para estudiar sicología, la exprocuradora se interesó en los viejos y produjo un documental que se llamó "Entendiendo al envejeciente", cuando todavía se utilizaba ese término incorrectamente para referirse a los viejos.

En esa época universitaria, desarrolló allí el primer programa Campira para que los viejos se ejerciten físicamente y fundó el primer grupo de voluntarios en el Hospital Menonita, donde trabajó voluntariamente durante cinco años. Se graduó y trabajó como líder recreativa en una égida y en una oficina regional de lo que hoy es la Procuraduría de las Personas de Edad Avanzada hasta que decidió continuar su maestría.

Se fue a Estados Unidos y allí se convirtió en asistente de enfermera y completó una maestría en gerontología en Virginia Commonwelth University...

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