'Siento un orgullo tremendo por estar en esta posición'

ORLANDO, Florida.- Apenas cumplió tres meses como jefe de la Policía de Orlando, pero el puertorriqueño Orlando Rolón ha echado a andar un plan de acción que busca maximizar la eficiencia de los empleados, mejorar el vínculo con la comunidad y agilizar el despacho de efectivos tan pronto ocurre un delito.Es de Bayamón y sus padres lo trajeron a la Florida cuando tenía 11 años por la misma razón que cientos de miles de familias han llegado al lugar que muchos miran como la nueva "tierra prometida": buscando una mejor situación económica y un ambiente adecuado para criar.De esto han pasado poco más de cuatro décadas y, aunque ha vivido la mayor parte de sus 54 años de edad aquí, Rolón demuestra que lleva tatuado en la piel el amor por Borinquen.En su oficina en los cuarteles generales de la Policía de Orlando, Rolón tiene en un lugar prominente un mapa de Puerto Rico. Es una imagen de esas color marrón que trazaron los primeros navegantes, con algunas imperfecciones y que identifica varios lugares con nombres de pueblos taínos. Está en la pared que queda a la derecha de su escritorio, al alcance de una mirada nostálgica.Tras 26 años trabajando en este departamento, era natural que en este bayamonés surgiera el deseo de aspirar a la posición más alta en la Policía de Orlando. Nunca había habido un jefe hispano, pero Rolón -quien se llama igual que la ciudad que ahora vigila- se lanzó, de las manos de su esposa Georgina Rolón, una venezolana que lo motivó a pedir la plaza. Se sometió al proceso y lo logró.Ser boricua supone un gran activo en el catálogo de cualidades de este hombre de seis pies de altura, y es un ingrediente que le permite navegar en la cultura anglosajona en la que creció, al tiempo que se desenvuelve con éxito en la puertorriqueña, grupo hispano dominante en este estado sureño.Rolón pasará a la historia por ser el primer hispano puertorriqueño en dirigir uno de los departamentos más grandes en todo Estados Unidos, pero el alcalde de Orlando, Buddy Dyer, se agenciará un espacio en los libros por haberlo nombrado. "En el proceso de evaluación de candidatos, presenté mis ideas y el alcalde determinó que yo era el indicado", dijo.Con su altura y su uniforme cubierto de insignias, Rolón podría intimidar. Pero nada más lejos de la verdad. Su español puertorriqueño lo suelta con el cantadito ese típico y suave de los boricuas. De vez en cuando libera una sonrisa amigable y nunca deja de mirar a los ojos a su interlocutor.De hecho...

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