SiLeNcIo PoR lA mÚsIca, pOr FaVoR

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Una de esas en el bando de los anónimos fui yo, para respirarme el jazz desde la esquina callada de la barra con el traje digno para la ocasión. La casa estaba llena y Arturo O'Farrill y la Afro-Latin Jazz Orchestra lo ocupaban todo con el sonido. Los hombros se movían tímidos y las palmadas buscaban unirse en ese espacio de luces y paredes que gritaban con espíritu jazzístico. Pero cuando un borracho intentó romper con la solemnidad de esa meca, un bartender que disfrutaba de...

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