Una silla para Millay

Por Yaritza Rivas

yaritza.rivas@gfrmedia.com

Tanto es así que su abuela, Carmen Navedo, se emociona al ver su nieto de cuatro años jugar con su hermana menor. Él le pasa la "papa caliente" a ella, luego la detiene él y así lo repite hasta que siempre termina dejando las llaves de juguete en manos de Millay, quien se vive el momento ajena a las reglas del juego y ríe.

"Es loca con su hermano", dice la mamá Wailany Olivo. Su niña, que recién cumplió sus dos años, tiene un cuadro de condiciones debido a que su cerebro no se desarrolló completamente. Como consecuencia, padece de hipotonia, tiene dificultades neurológicas y metabólicas.

La hipotonia hace que los brazos y piernas de Millay se mantengan relajados y extendidos, explica la mamá, quien suelta la nena un instante para demostrar el padecimiento. Millay cae de inmediato atrás hacia el pecho de su madre como si el efecto de la gravedad pesara más en ella porque no es capaz de permanecer estable ni de controlar su cuerpo.

"No ha podido gatear, sentarse ni caminar", añade la abuela de Millay. La niña sonríe y luce un enorme lazo entre sus abundantes rizos negros.

"Ella necesita tres terapias semanales. Esto podría mejorar su condición", afirma con esperanza la abuela.

El día a día con la niña requiere de mucha atención cuenta la mamá. Según ella, apenas trabaja algunas horas al mes debido a que tiene que dedicar casi todo su tiempo a su hija. Recibe ayudas y el plan de salud del gobierno como apoyo para atender las necesidades de sus hijos y ella.

La familia detalla que en este momento urge darle a Millay...

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